Empecemos por el principio, una Wedding Planner es alguien que asesora, diseña y organiza una boda. Su trabajo es hacer realidad los sueños de los novios consiguiendo que ese día sea exactamente Su Día, Su boda como un traje a medida, personalizada desde cero, lo que requiere mucha dedicación y esfuerzo.
Una Wedding Planner está presente el día de la boda para lograr que se cumpla lo planeado durante meses con los novios, que se adelanta a los acontecimientos e imprevistos que pueden surgir.
Sabiendo todo esto y siendo la organización de bodas mi profesión me pregunto:¿es capaz de confiar una WP en otra WP para la organización y coordinación de su propia boda? Al menos la coordinación en ese día… Y eso que conoce compañeras muy profesionales de las que aprende en cada trabajo que comparte… ¿Somos capaces de delegar? Es exactamente lo que les pedimos a nuestros novios…

Pues no lo hice…Si es mi trabajo, es absurdo. ¿Qué puede salir mal?, todo estará bajo control, y quizás por partida doble, triple…..no puede haber ocasión para los fallos. Así de ingenua era cuando decidí que mi boda la podía organizar WP en la que más confío: yo.
La seguridad en el trabajo de producción y la claridad de ideas de los meses previos no auguraban los contratiempos que me esperaban el Día “B”.
Me vestía de novia en el hotel en el que se iba a celebrar el banquete y la fiesta posterior. Ese mismo día, era dos personas en una: la Novia que quería disfrutar de ser novia, y la WP concienzuda, minuciosa y perfeccionista que no deja nada al azar en la organización. Antes, incluso, de ponerme mi vestido de novia hice la última “inspección” para ver que todo estaba saliendo según lo planeado. Ya tranquila, disfruté de ese momento especial.


Así que salí del hotel vestida de novia del brazo de mi padrino con sensación de ligereza y de que todo estaba en orden ya que lo había comprobado todo, todo y todo. Al menos eso creía.
En la puerta del hotel debería estar aparcado un flamante coche clásico blanco que me había prestado un amigo y ¡oh, Dios Mío!, me encuentro un viejo coche de un invitado, sin el brillo de un coche de novia, sin flores, sin engalanar al fin y al cabo ¿Dónde está la cámara oculta? Saben que soy una paranoica del control y me han gastado una broma pesada? El generoso invitado que me presta el coche me informa que el mío se había estropeado. Ok, ¡Qué no cunda el pánico!. No importa. Seguimos. ¡Vamos allá!

El drama se estaba cociendo….Cuando estábamos a punto de llegar a la Iglesia me doy cuenta de ¡ME FALTA EL RAMO! y ¿mi ramo? ¿Cómo no me di cuenta en el hotel? De ahí la sensación de ligereza…¡Le había pedido a la floristería que me lo llevaran al hotel! Y ¡no estaba en la habitación!, por supuesto, sin el ramo NO ME PODÍA CASAR me va a traer mala suerte, ¡!No sin mi ramo!!, y, así que obligué al conductor a dar media vuelta justo al lado de la iglesia ,convirtiéndome en una novia a la fuga en busca del ramo perdido.
Después de mucho buscar por fin apareció. ¿Qué había pasado? La floristería había cumplido y efectivamente lo había llevado al hotel; todo el personal, en su afán de conservarlo perfecto decidió llevarlo a las neveras del restaurante y meterlo en frío, pero en el cambio de turno, ni los botones ni nadie se acordó de que había que llevarlo a la habitación.

¿Y el padrino? Pues tampoco se dio cuenta. ¿Y la familia de la novia? ¿Y las amigas? Nadie se dio cuenta. ¿Por qué? Porque “como tú eres una Wedding Planner estás al tanto de todo y cualquiera te dice nada” “suponemos que lo tienes todo controlado” “No te has relajado en ningún momento” “Tu eres la que sabes” (:::)
Pero en ese momento ya no era una WP, Era una NOVIA con los nervios de una novia. Que necesitaba que alguien estuviera pendiente de mi.
Resultado: ¡Llegué media hora tarde a mi propia boda! Pobrecito, santo varón de mi novio asustado pensando que no iba a aparecer…
El colmo de los colmos fue no respetar el protocolo de la ceremonia y me ubiqué de manera incorrecta al entrar del brazo del padrino, a la salida de la ceremonia y… en las fotos…. ¡Cada vez que las veo! Cómo me hubiera gustado que alguien me hubiera recordado qué tenía que hacer. Eso sí, el resto de invitados, padrinos y niños de arras estaban correctamente: Los días anteriores había sacado mi látigo y habíamos ensayado hasta saciedad!
Ahora son meras anécdotas con las que tranquilizo y divierto a mis novias y trato de explicar que no se puede delegar tareas importantes a personas que son parte implicada en la boda, como familiares y amigos; en esos momentos los nervios están en el ambiente, a flor de piel y se contagian con un virus. Es ese momento cuando florece la Wedding Planner, cuando se aprecia su trabajo cuando esa mano amiga se convierte en tu apoyo, en tu amiga.
Así es nuestra profesión.
Conclusión: Debes contratar una WP aunque seas WP.