Un Candy Bar, Candy Buffet, Sweet table o Candy table, es una mesa montada y decorada con gominolas, galletas, dulces, tartas, cupcakes, chocolates, palomitas…
Las mesas dulces nacieron en los años 50 del siglo XX en Estados Unidos cuando familiares y amigos se reunían, preparaban dulces y decoraban una mesa con todo detalle como muestra de afecto a los novios el día de su boda.
Después, su uso se ha ido extendiendo a otras celebraciones como comuniones, cumpleaños, aniversarios, bautizos, pedidas de mano, fiestas… para luego salir de las fronteras americanas y convertirse en un complemento indiscutible en un evento de cualquier otro país.
Pero también podemos afirmar que es mucho más que eso. No es solo llenar tarros, platos o bandejas bonitas si no que detrás de cada mesa hay un trabajo de diseño, estrategia y personalización igual que cualquier otro evento.
Antes de empezar a diseñar un Rincón Dulce hay que tener claros una serie de puntos desde el punto de vista organizativo: nos debemos plantear una serie de puntos fundamentales: ¿Quiénes son los invitados? ¿Cuántos son? ¿Qué tipo de evento es? ¿A qué hora se pondrá la Mesa Dulce? No es lo mismo una Candy Bar para un cumpleaños infantil o un cumpleaños de un adulto ni para una boda con 200 invitados. Tampoco tienen nada que ver una Candy Bar para una merienda de cumpleaños, que una Mesa Dulce para una boda que se disfrutará en el baile y de madrugada.
También es importante definir qué tipo de platos se van a presentar en la zona dulce. Si son solo golosinas o chuches como palomitas o algodón de azúcar o si va ser de repostería o chocolates.
Teniendo esto claro ya podemos empezar a crear y organizar un Candy Bar centrándonos en la temática, el estilo, los colores y otros fundamentos decorativos como la altura, la simetría y el fondo en el que se va situar la mesa.
Pero volviendo a la pregunta que da título a este artículo de nuestro blog. ¿Por qué están de moda las Mesas Dulces? Sobre todo en las bodas.
Es quizás, una manera más de deleitar a todos los invitados a una boda, porque aunque no todo el mundo pruebe la tarta nupcial, seguro que un capricho dulce a altas horas de la madrugada o como merienda, si es una boda de día, nadie es indiferente. Sobre todo, después de unos cuantos bailes y copas…